jueves, 10 de diciembre de 2009

Lo que esta ciudad callaba


Miraba unas fotos, a veces parece un largo, hermoso y lejano sueño
me acorbada
del olor a las cuerdas en los dedos
del brillo de mis ojos de nena en las clavijas
de una canción que reparaba cada duda, una canción indescifrable
los dedos torpes, errantes, una voz dulce, aún más torpe que mis dedos

éramos lo ajeno, lo prohibido, lo salvaje, el lado B
éramos lo que no se podía, lo que no se debía, pero éramos lo que queríamos al fin ser

éramos la banda de sonido de nuestros propios ideales
las caras descubiertas, las rayas, los lunares, los alfileres de gancho
la sonrisa mientras sonaba Santería
el beso en un pogo violento
la consecuencia de un proceso moral y social

éramos los punks, los hardcore, los alternos
los que seguíamos, los que arriesgábamos
éramos, amigos míos, lo que esta ciudad callaba

el grafiti que alguien tapaba
la difonía el domingo
los golpes duros directo a la cara
los envases en la mochila
las uñas despintadas, el olor a madrugada, el cordón de la vereda
el quilombo cotidiano y rutinario con la cana

solía exitir todavía algo que llamabamos códigos
muchos nos fuimos de casa, pero la calle siempre estuvo debajo de nuestros pies


Una vez, a los 15 años, muy borracha en algún lugar, me mire a la cara en el espejo de un baño en un recital, me pregunte si ese momento podría durar un poco más, me pregunté si algún día me olvidaría de todo, si llegada la mayoría de edad el sueño o el ideal se terminarían... me pregunté en que esquina quedaría lo que sería de mi, para poder ir a buscarlo cuando haga falta.

Mucho tiempo después aún llevo muy adentro lo que fue, no tengo necesidad de hablar con un tono melancólico acerca de la música que solía escuchar, porque la sigo escuchando, tampoco necesito aclarar que tenía otros ideales, porque basicamente y aunque con muchas modificaciones, sigo peleando por lo mismo, tampoco puedo decir que me volví una piedra, cuando me río mucho me acuerdo que estoy viva y me sale llorar
y mis amigos, ahí están
y mis promesas, intactas, siempre ocupan el mismo lugar


yo no quería ser otra cosa que lo que soy hoy
yo no quería distancias kilométricas conmigo misma
yo no quería hablar de mi misma como si fuera alguien más

y al final me salí con la mía
porque nunca dejé de soñar.

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